Nehodí se? Vůbec nevadí! U nás můžete do 30 dní vrátit
S dárkovým poukazem nešlápnete vedle. Obdarovaný si za dárkový poukaz může vybrat cokoliv z naší nabídky.
30 dní na vrácení zboží
Cuando ya el Tibet ha dejado de ser el lugar exótico y misterioso queaún era para Harrer o Peissel (últimos viajeros literarios por lasmesetas del Techo del Mundo, antes de que Lobsang Rampa se apropiaracasi en exclusiva del material lamaseista), la lectura de un libro deviajes del siglo pasado, que describe paisajes y costumbres ya muyvulgarizados, donde percibimos incluso resonancia de otros autores,sólo puede tener un objetivo: degustar el estilo del relato. Y es unestilo, el de Isabella L. Bishop a la vez nervioso y barroco, pocohabitual de la literatura de viajes femenina, en el que abundan lasennumeraciones semicaóticas de hechos y elementos del paisaje, con una acumulación desbordante de efectos, de gran vigor expresivo a ratos,evidentemente ordenada a trasmitir la misma tensión, el mismo carácter de reto que el viaje parecía tener para nuestra autora.Basta comparar este estilo con el moroso y espeso ritmo narrativo deAlexandra David-Neel, sobre temas y paisajes rarecidos, para darsecuenta del injusto olvido a que Isabella L. Bishop ha estado sometida, debido sin duda a su escaso aparejo místico.