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El 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil en nuestro país. Unacontienda sangrienta cuyas secuelas llegan aún a nuestros días. A lolargo de los tres a?os que duró, hubo numerosas batallas que sehicieron famosas por el encarnizamiento con el que se desarrollaron(Belchite, Madrid, Jarama, Ebro, Brunete...). Sin embargo, entre lasmenos conocidas, hubo una en la que se dieron excepcionalescircunstancias. Una división del Ejército Republicano, la 43, seenfrentó a lo más graneado del Ejército Nacional. El lugar dondetrancurrieron esos hechos fueron los agrestes riscos de las monta?asde Huesca durante el crudo invierno de 1938. A lo largo de los 66 días que duró el cerco, los 8.000 componentes de esa división semultiplicaron para contrarrestar el superior número de efectivos,tanto en hombres como en material, del enemigo. Este evento esdescrito a través de los ojos de un muchacho de 18 a?os que se veinvolucrado en esa batalla (La Bolsa de Bielsa), como otros tantosmiles, sin que le movieran ideales políticos ni militares, pero conuna primordial finalidad: sobrevivir. Hombres cuyo calzado eranabarcas envueltas en pedazos de saco, con la nieve casi por lacintura, moviéndose en lodazales cuando no nevaba, soportando unasgélidas temperaturas, asaltando posiciones enemigas para hacerse conmunición y armas, poniendo en práctica su particular inventiva en mily una estratagemas para ocasionar el máximo desconcierto entre elrival, lograron retirarse hasta Francia, al otro lado de los montesoscenses, en un alarde de organización y coraje. Días más tarde, lospoco más de 7.000 que sobrevivieron, regresaron a Espa?a paraparticipar en el último gran combate: La Batalla del Ebro.