Nehodí se? Vůbec nevadí! U nás můžete do 30 dní vrátit
S dárkovým poukazem nešlápnete vedle. Obdarovaný si za dárkový poukaz může vybrat cokoliv z naší nabídky.
30 dní na vrácení zboží
Aleixandre nos recordaba que la poesía es una profunda verdad comunicada, una comunicación profunda del alma de los hombres. Juan María Jiménez vigila cada verso como un buen pescador de palabras y se nota en su quehacer poético un trabajo minucioso, puntillista, de cirujano lírico, ofreciéndonos su corazón en bandeja. Para que los versos sean graves y lleguen a herir en las almas de sus lectores deben contener un fondo de seriedad, de verdad, de gravedad. Motín de hombre apenas es un acto de destripamiento de la conciencia, de desenmascaramiento de los fantasmas interiores, esos que pululan por nuestros adentros. El poeta se ofrece crucificado a sus poemas y recuerdos, y el acto de confesión poética se nos manifiesta como una revelación de terapia espiritual. Los poemas conservan un equilibrio fantasmagórico, un compuesto de humo y de cenizas que nos lega un testamento elegíaco de innegable valor.