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Por alguna razón, Ezra Pound miró a su alrededor en 1938 y pensó que l a cultura europea se estaba yendo al carajo. Su reacción se tradujo en un bramido impotente contra la llegada de la noche: la publicación de Guía de la kultura (con ôKö, al viejo Ezra le encantaba deletrear pal abras fonéticamente cuando adoptaba la máscara del estrafalario Tío Ez , sentado en el porche, mascando tabaco y repartiendo bollos de maíz). Guía de la kultura no tiene coherencia interna, tal como él mismo rec onoce complacido: «el lector apresurado quizá diga que escribo esto en clave y que mi discurso simplemente salta de un punto a otro sin cone xión ni secuencia. Y sin embargo el discurso es completo. Todos los el ementos están ahí y el más repugnante adicto a los crucigramas debería ser capaz de resolver éste». Sin embargo reconozcamos que el poeta, s in duda uno de los mayores chiflados del mundo, fue también un hombre de profunda erudición y un gran artista. Esta obra, aunque dispersa, r ebosa agudeza, procedente de un punto de vista distorsionado. Ezra Pou nd era muchas cosas ùalgunas de ellas execrablesù, pero no era ningún zopenco. ¿Es éste un libro difícil? ¿Demencial? ¿Exasperante? ¿Revelad or? Puedes encontrar la respuesta en las últimas palabras del Ulises d e Joyce.