Nehodí se? Vůbec nevadí! U nás můžete do 30 dní vrátit
S dárkovým poukazem nešlápnete vedle. Obdarovaný si za dárkový poukaz může vybrat cokoliv z naší nabídky.
30 dní na vrácení zboží
El viejo señor Rivers es un editor a la antigua: ama el «buen gusto»por encima de todo, y nada desearía menos que publicar textos conpalabras malsonantes o temas demasiado realistas. Ama también la vidasocial de Nueva York, los clubes donde viven los ancianos caballeroscomo él y las cenas a las que lo invitan cada día viudas deembajadores o sociedades de todo tipo. Perfecto personaje dickensiano, tiene una palabra para todo el mundo, y del ocio hace, como dijera el clásico, siempre negocio.Esta narración, que tiene un tono muy distinto al resto de la obra deThomas Wolfe, fue publicada por primera vez en 1947, después de lamuerte de su mítico editor, Maxwell Perkins. Éste no había permitidoque fuera publicada antes, ya que no deseaba que el texto de Wolfeofendiera al ya senil Robert Bridges, antiguo editor de Scribner'sMaga¬zine, en quien se había inspirado para crear a suprotagonista.El viejo Rivers, sí, está lleno de jugosas alusiones a Bridges, quiense había atrevido incluso a pedir al futuro premio Nobel JohnGalsworthy que borrara algunas frases «con alusiones sexuales» siquería seguir publicando en Scribner's. El importante editor, quehabía cimentado parte del prestigio de su revista sobre nombres comoHenry James o Edith Wharton, tenía ciertas dudas sobre los jóvenesautores del momento, como Dos Passos, Faulkner o Hemingway, a quien,sin embargo, publicó novelas o relatos por entregas, pero a quienrechazó otros textos por ser demasiado «atrevidos» o «grises», y aquien quiso obligar a cambiar algunas palabras «para no enfangar elbuen nombre de esta publicación y alterar el ánimo de nuestroslectores».He aquí, pues, una estupenda sátira sobre el mundo editorial deentreguerras y, también, una crónica feroz de la vida social en elNueva York del crac bursátil de 1929.